

El telescopio espacial James Webb ha captado una anomalía en la composición del objeto interestelar 3I/ATLAS, un visitante de otro sistema solar.
Este hallazgo presenta una composición química nunca antes vista, abriendo nuevas preguntas sobre su misterioso origen y la formación de sistemas planetarios más allá del nuestro. La observación detallada podría cambiar lo que sabemos sobre los cuerpos celestes que viajan entre las estrellas.
Una química completamente inusual
El equipo a cargo del telescopio analizó la composición del cometa y encontró las proporciones más altas de dióxido de carbono (CO2) con respecto al agua (H2O) que jamás se hayan registrado en un objeto de este tipo. Esta firma química es tan particular que no se parece a la de ningún cometa conocido de nuestro sistema solar.
Según la información revelada por los científicos que operan el James Webb, esta característica sugiere que el objeto interestelar 3I/ATLAS se formó en un entorno cósmico muy diferente al nuestro, posiblemente en una región de su sistema estelar de origen con una abundancia excepcional de dióxido de carbono.
El misterio sobre su lugar de nacimiento
La principal pregunta que surge de este descubrimiento es dónde y cómo se formó 3I/ATLAS. Una composición tan rica en CO2 podría indicar que nació en una parte muy fría y distante de su sistema estelar, donde el dióxido de carbono se congela más fácilmente que el agua.
Si esta hipótesis se confirma, proporcionaría datos valiosos sobre la diversidad de condiciones en las que se forman los planetas y cometas en otras partes de la galaxia. Cada visitante interestelar que estudiamos nos ofrece una pieza única del rompecabezas cósmico, y este en particular trae consigo una información muy reveladora.
La precisión del telescopio espacial
Este tipo de análisis detallado solo es posible gracias a la avanzada tecnología del telescopio espacial James Webb. Sus instrumentos son capaces de descomponer la luz que proviene de la atmósfera del cometa, conocida como coma, para identificar las moléculas presentes en ella.
Esta capacidad permite a los astrónomos leer la "receta" química de objetos que se encuentran a millones de kilómetros de distancia. La observación de 3I/ATLAS demuestra una vez más el poder del telescopio para estudiar los confines del universo y los cuerpos celestes que lo habitan, ofreciendo una ventana a mundos lejanos.
Los datos continúan siendo analizados para confirmar la totalidad de los elementos presentes. https://enminutos.net/el-james-webb-detecta-algo-extrano-en-un-objeto/
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