

La funeraria municipal de Enriquillo, en la provincia de Barahona, representa una herida abierta para sus habitantes. Lo que debía ser un lugar para despedir dignamente a sus seres queridos se ha convertido en el esqueleto de una promesa rota, una estructura que por más de diez años ha sido consumida por el abandono y la indiferencia, obligando a las familias a vivir su duelo en las condiciones más precarias.
Ubicada en el sector conocido como Tierra Blanca, la edificación muestra las cicatrices del tiempo y la negligencia. El techo está visiblemente afectado, sus alrededores están llenos de maleza y el interior se ha convertido en un depósito de escombros y basura. Para los residentes de Enriquillo, esta imagen es un recordatorio diario de una necesidad que no ha sido atendida.
La falta de este espacio obliga a las familias, muchas de ellas de escasos recursos, a realizar los velatorios en sus propios hogares. Esta situación no solo aumenta el dolor de la pérdida, sino que también genera incomodidad y dificultades logísticas en momentos ya de por sí abrumadores. La comunidad se siente impotente y desatendida, viendo cómo una obra que debió traer alivio es hoy un foco de tristeza y frustración.
La versión del ayuntamiento frente al problema
Al ser consultado sobre esta situación, el actual alcalde del municipio, Heriberto Méndez, ha explicado la complejidad del asunto. Según sus declaraciones, la construcción de la funeraria fue un proyecto iniciado y contratado durante una gestión municipal anterior. El problema principal radica en que al contratista encargado se le entregó un avance económico para la ejecución de la obra, pero este abandonó el proyecto sin completarlo.
Méndez asegura que esta situación ha creado un limbo legal que le impide al ayuntamiento actual intervenir directamente para terminar la construcción. Retomar los trabajos sin resolver el contrato previo podría acarrear consecuencias legales para la administración municipal, dejando a las autoridades atadas de manos mientras el edificio sigue deteriorándose.
Una obra abandonada en Barahona que exige respuestas
Una obra abandonada en Barahona que afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos. La comunidad, cansada de esperar una solución que nunca llega, ha hecho un llamado desesperado a las más altas instancias del gobierno.
Los residentes de Enriquillo dirigen su petición al presidente de la República, Luis Abinader, y a otras autoridades competentes para que intervengan y pongan fin a este largo capítulo de espera. Su única solicitud es que se termine la funeraria municipal de Enriquillo para poder dar un último adiós respetuoso a sus familiares y amigos, un derecho básico que se les ha negado por más de una década.
Fuente: El Nuevo Diario
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