jueves, 26 de junio de 2025



El James Webb fotografía por primera vez un planeta ligero
El telescopio espacial James Webb (JWST) ha vuelto a maravillar a la comunidad científica y al mundo. Por primera vez desde que inició sus operaciones, ha conseguido captar la imagen directa de un exoplaneta de masa moderada, un objetivo que los astrónomos llevaban años esperando alcanzar. Este mundo, ahora conocido como TWA 7b, se encuentra a unos 100 años luz de nuestro planeta y su hallazgo marca un antes y un después en nuestra capacidad para observar directamente mundos lejanos.

Este logro no es uno más en la lista. Hasta la fecha, la inmensa mayoría de los miles de exoplanetas descubiertos se han encontrado con métodos indirectos, como detectar la leve sombra que proyectan al pasar frente a su estrella. Ver un planeta directamente es una tarea inmensamente más compleja, casi como intentar ver una luciérnaga junto a un potente faro a kilómetros de distancia. Pero el Webb, con su avanzada tecnología, lo ha hecho posible.

¿Qué es TWA 7b y por qué es tan especial?

El protagonista de esta historia, TWA 7b, es un planeta que podríamos describir como frío y de un tamaño considerable, aunque no gigante. Los científicos estiman que su masa es aproximadamente un tercio de la de Júpiter, lo que lo hace muy similar en tamaño a nuestro vecino Saturno. Orbita alrededor de una estrella llamada TWA 7, que es sumamente joven, con apenas 6.4 millones de años de existencia.

Para ponerlo en perspectiva, nuestro Sol tiene unos 4,500 millones de años. La juventud de la estrella TWA 7 la convierte en un laboratorio cósmico perfecto. Al observarla, los astrónomos pueden estudiar las fases iniciales de cómo se forman los planetas. La estrella está rodeada por lo que se conoce como un disco protoplanetario, una enorme estructura de gas y polvo que, vista desde la Tierra, muestra tres anillos bien definidos. Fue precisamente en un espacio vacío del segundo anillo donde el James Webb detectó una extraña fuente de luz que no debía estar ahí.

La hazaña de una observación directa

Detectar un planeta de forma directa es un desafío técnico monumental. Como explica Anne-Marie Lagrange, astrónoma del Observatorio de París y autora principal del estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, el problema no es solo que los planetas brillen poco, sino que la luz abrumadora de su estrella los oculta por completo.

Para superar este obstáculo, el telescopio James Webb utilizó uno de sus instrumentos más sofisticados: el coronógrafo. Este dispositivo es parte del espectrógrafo MIRI y su función es bloquear de manera artificial la luz de la estrella, creando un efecto similar a un eclipse solar.

El coronógrafo, el secreto del Webb

Al tapar el resplandor de la estrella TWA 7, el coronógrafo permitió que los sensibles detectores infrarrojos del telescopio pudieran captar la débil luz emitida por objetos cercanos. Fue así como se reveló la presencia de TWA 7b. Su tenue brillo infrarrojo destacaba en el vacío del anillo donde fue encontrado, confirmando que se trataba de un cuerpo planetario y no de un error o un objeto más lejano. El equipo de investigación analizó cuidadosamente la señal para descartar otras posibilidades, como un objeto en los confines de nuestro propio sistema solar o una galaxia lejana, antes de anunciar el descubrimiento.

Este avance representa un salto tecnológico gigantesco. Hasta ahora, los pocos exoplanetas que se habían podido fotografiar directamente eran gigantes gaseosos masivos, conocidos como "super-Júpiteres", con masas entre 8 y 12 veces la de Júpiter. El hallazgo de TWA 7b, un planeta mucho más ligero, reduce en diez veces el umbral de lo que éramos capaces de ver.

Este logro nos acerca un paso más al objetivo final de muchos astrónomos: encontrar y fotografiar un planeta rocoso similar a la Tierra. Estos mundos son los principales candidatos para buscar vida, pero también los más pequeños y difíciles de detectar. La capacidad de fotografiar un planeta del tamaño de Saturno demuestra que la tecnología avanza en la dirección correcta para, algún día, poder observar la atmósfera y la superficie de una "segunda Tierra".

La observación de este sistema no fue casualidad. Datos previos de otros potentes instrumentos, como el Telescopio Espacial Hubble y el Very Large Telescope (VLT) en Chile, ya habían identificado el disco de gas y polvo alrededor de la estrella. La orientación de este disco, casi de cara a nosotros, ofrecía una vista privilegiada. Con esta información, el equipo liderado por Lagrange planificó la campaña de observación con el Webb, sabiendo exactamente dónde y cómo mirar.

Aunque TWA 7b no es un planeta habitable, su descubrimiento prueba que estamos entrando en una nueva era de la exploración espacial. La tecnología actual ya nos permite detectar mundos cada vez más pequeños fuera de nuestro sistema solar. Y esta capacidad seguirá creciendo, especialmente con la llegada del Extremely Large Telescope (ELT), que se está construyendo en Chile y se espera que entre en funcionamiento en 2028.

Fuente: www.mundiario.com https://tecnologiageek.com/el-james-webb-fotografia-por-primera-vez-un-planeta-ligero/

No hay comentarios:

Publicar un comentario