lunes, 10 de noviembre de 2025



El cometa 3I/ATLAS vigila la Tierra: ¿peligro?
El cometa interestelar 3I/ATLAS mantiene atentos a los astrónomos y aficionados del espacio que siguen de cerca su paso por nuestro sistema solar. Este visitante, que cruzó su punto más cercano al Sol (perihelio) el pasado 29 de octubre, volverá a ser distinguible en el espacio a principios de diciembre, momento en que continuará su viaje por nuestro vecindario cósmico.

¿Qué es el 3I/ATLAS y por qué genera interés?

Este visitante extrasolar ha capturado la atención de las agencias espaciales, aunque su trayectoria hacia la Tierra no supone una amenaza. Al tratarse de un objeto que proviene de fuera de nuestro sistema solar, ofrece una oportunidad única para estudiar materiales formados alrededor de otra estrella.

La NASA ha sido clara al respecto para calmar cualquier alarma. "El cometa 3I/ATLAS no representa ninguna amenaza para la Tierra y permanecerá muy lejos. Su punto más cercano a nuestro planeta será de aproximadamente 1,8 unidades astronómicas (unos 270 millones de kilómetros)", informó la agencia espacial estadounidense.

Los otros visitantes interestelares: Oumuamua y Borisov

Esta no es la primera vez que recibimos viajeros de otras estrellas. En 2017, el objeto 1I/Oumuamua causó revuelo, seguido por el 2I/Borisov en 2019.

Dado que eran cuerpos celestes nunca antes vistos, agencias como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) desplegaron su tecnología para recolectar la mayor cantidad de datos. El interés se centraba en que sus estructuras podían ser muy diferentes a los cometas que conocemos en nuestro propio sistema planetario.

El misterioso 1I/Oumuamua

Descubierto en octubre de 2017 por el telescopio Robert Weryk (del sistema Pan-STARRS en Hawai), Oumuamua sorprendió a todos. Su nombre hawaiano significa “mensajero de tierras lejanas que llega primero”, como lo describió la NASA en su sitio web.

Su forma era lo más llamativo: parecía un cilindro alargado, similar a un cigarrillo, de un tono rojizo. Los cálculos indicaron que medía hasta 400 metros de largo, siendo quizás diez veces más largo que ancho. Esta proporción tan extrema no se había observado en ningún asteroide o cometa de nuestro sistema.

Además, los análisis revelaron que era un objeto denso, compuesto de roca y posiblemente metales. No mostraba signos de agua o hielo, y su superficie enrojecida parecía ser el resultado de millones de años de irradiación de rayos cósmicos.

El polvoriento 2I/Borisov

Dos años después, en agosto de 2019, el astrónomo aficionado Gennady Borisov localizó el segundo visitante. El telescopio espacial Hubble de la NASA rápidamente lo puso en su mira, capturando imágenes mientras cruzaba el sistema a una velocidad de 177.000 kilómetros por hora.

A diferencia de Oumuamua, el 2I/Borisov se parecía más a los cometas que conocemos. Las imágenes del Hubble, según describió la NASA, mostraron una gran cantidad de polvo rodeando un núcleo brillante, aunque este era demasiado pequeño para ser observado en detalle. Los estudios revelaron que su núcleo era una aglomeración de hielos y partículas de polvo.

Lo que se sabe del 3I/ATLAS

Actualmente, el cometa interestelar 3I/ATLAS se encuentra detrás del Sol desde nuestra perspectiva. Sin embargo, los datos recopilados ya son valiosos. Se estima que este objeto se formó hace más de 7.000 millones de años.

Gracias al Telescopio Espacial Hubble, los astrónomos han podido medir el tamaño de su núcleo helado, que se estima entre 300 metros y 5.6 kilómetros de diámetro.

Su composición parece ser una mezcla de rocas y hielo, similar a Borisov. A medida que el 3I/ATLAS se acercó a nuestra estrella, el calor provocó que comenzara a desprender gases y polvo, una cola cometaria clásica que las sondas de la ESA lograron detectar incluso a gran distancia.

¿Podremos ver el cometa desde la Tierra?

A principios de diciembre, el cometa volverá a ser observable para los instrumentos. Emprenderá entonces su rumbo de salida, pasando a una distancia segura de 270 millones de kilómetros de nuestro planeta.

Los expertos señalan que, debido a esta enorme distancia, no será visible a simple vista desde aquí. Solo los potentes telescopios orbitales tendrán la capacidad de tomarle fotos mientras se aleja, llevándose consigo los secretos de su sistema estelar de origen.

Fuente: Listin Diario

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